Central Park es el parque urbano más grande de Nueva York y uno de los más grandes el mundo. Mide más de 4 kilómetros de largo y 800 metros de ancho. En las 340 hectáreas que ocupa Central Park encontraréis praderas, lagos artificiales, cascadas y zonas que parecen un auténtico bosque. Dentro del propio parque también se encuentra el Zoo de Central Park y otras atracciones.
Aunque para conocer algunas de las zonas más salvajes de Central Park es necesario perderse paseando, para poder tener una visión general del parque lo mejor es alquilar una bicicleta y hacer el circuito que lo rodea. Si os decidís a alquilar una bicicleta, encontraréis múltiples tiendas por la zona. El precio es bastante económico y se puede regatear.
El Empire State Building ha sido el edificio más alto del mundo desde 1931 hasta 1972. Hoy en día, tras la caída de las Torres Gemelas, es el tercer edificio más alto de Nueva York por detrás del One World Trade Center y del 432 Park Avenue. El Empire State tiene 102 plantas y una altura de 381 metros (443 metros si contamos su antena). El edificio se construyó en tiempo record, tan sólo pasaron 410 días desde el inicio de su construcción hasta su inauguración. En la construcción, en plena crisis del 29, trabajaron más de 3000 obreros que hicieron posible que se construyeran 4 plantas y media por semana.
En el Empire State existen dos miradores, uno en la planta 86 (a 320 metros de altura) y otro en la 102. Subir al primero tiene un coste de 32$, y continuar hasta el segundo conlleva un suplemento de 20$. Cada año visitan el edificio casi 4 millones de turistas y, desde que se construyó, ha sido visitado por más de 100 millones. El horario de visitas comienza a las 8:00 de la mañana y el último ascensor que sube por la noche es a las 1:15. Si no queréis perder más de una hora en colas, lo mejor es estar puntual cuando abren por la mañana.
La estación actual fue construida sobre la antigua Grand Central Station, inaugurada en 1871 y con un nombre que aún muchos utilizan para referirse a la estación actual. La construcción de Grand Central Terminal vino motivada por la necesidad de soterrar las vías y jubilar los trenes a vapor. Desde sus primeros bocetos, las obras tardaron 10 años en completarse. Si bien más de 100.000 personas utilizan esta estación a diario, este número queda diezmado por la cantidad de turistas que entran a comprar en sus tiendas, comer en sus restaurantes o, simplemente, hacer fotografías del edificio. La parte más llamativa de la estación es sin duda su hall, Vanderbilt Hall es una sala de espera de más de 1.100 metros cuadrados. Lo más sorprendente de la sala, además de su tamaño, son sus techos y la decoración en general.
El bonito Carrusel que podemos ver hoy en el parque fue instalado en 1951. En realidad su historia se remonta a 1908, año en que fue construido por la Artistic Carousel Manufacturing Company de Williamsburg (Brooklyn). En su origen se encontraba ubicado en la antigua terminal del tranvía de Coney Island (avenida Surf y calle 5 oeste) . En la década de los 40 fue desmontado y almacenado en una nave. Los responsables del Departamento de Parques se enteraron de su existencia y decidieron comprarlo. Antes de su instalación en el parque, el Carrusel fue restaurado y modernizado gracias a una importante donación de la Fundación Michael Friedsam. Este carrusel es uno de los más grandes y rápidos (alcanza velocidades de hasta 12 kilómetros por hora) de los Estados Unidos. Dispone de 57 caballos de madera ,tallados y pintados a mano por Solomon Stein y Harry Goldstein, y dos carros. Tan solo cinco de los caballos permanecen inmóviles. El relajante sonido de órgano que acompaña su movimiento es el mismo que cuando llegó al parque en 1951. El órgano cuenta con 86 teclas, 2 tambores, una pandereta, un juego de platillos y de 150 melodías diferentes. La última restauración importante se llevó a cabo en 1982 gracias a una generosa donación de Alan y Katherine Stroock. La construcción de ladrillo que protege el carrusel fue renovada en 1996. La restauración de los caballos continúa gracias a las subvenciones de la Central Park Conservancy. Es una labor ardua y muy costosa y se realiza en grupos de ocho.
Desde su fundación en 1869, el Museo de Historia Natural de Nueva York ha encabezado todos los rankings de los mejores museos de ciencias del mundo. Su exposición hace una repaso a la historia de la Tierra y del hombre. La colección del Museo de Historia Natural está compuesta por más de 35 millones de objetos y está considerada la más amplia del mundo. Por falta de espacio (y de tiempo de los visitantes), no todos los objetos se exponen al mismo tiempo. Entre las salas en las que más merece la pena detenerse se encuentran la de la biodiversidad (con cientos de animales disecados), la de minerales y meteoritos y, muy especialmente, la de los dinosaurios, con fósiles y reproducciones a tamaño natural. Aunque el museo no defrauda a nadie, los visitantes más felices en la visita suelen ser los niños. Tal vez la culpa la tengan los dinosaurios o la ballena azul de 29 metros, pero no hay muchas visitas tan interesantes como educativas. Si no tenéis tiempo suficiente para poder dedicar varias horas, conviene ser selectivo y no dedicarse a deambular por el museo.
Con sus miles de luces y enormes carteles publicitarios, Times Square se ha convertido en la imagen más conocida de Nueva York. El centro neurálgico de la zona es la plaza, en el cruce de Broadway con la 7ª Avenida. En Times Square se agolpan bares, restaurantes, teatros, museos y ambiente, mucho ambiente. Tal como lo conocemos, Times Square tiene una historia relativamente reciente ya que, hasta finales de los 90, la zona era sinónimo de crimen y drogas. Durante el mandato del alcalde Rudolph Giuliani a finales de siglo, Times Square fue reciclado Times Square es la zona más viva de Manhattan y nuestro lugar preferido tanto para alojarnos como para cenar y tomar una copa. Busquéis lo que busquéis, en Times Square lo encontraréis. Si tenemos que poner una pega, en Times Square se agolpa tanta gente que a más de uno le podrá resultar agobiante pero, si lo pensamos detenidamente, ese es el propio encanto del lugar.
Si hay una calle famosa en Nueva York esa es la Quinta Avenida, también llamada la Avenida de los Millonarios. Como todas las avenidas de la ciudad, esta calle cruza Nueva York de norte a sur. La Quinta Avenida es una de las calles comerciales más importantes de Nueva York y los locales tienen alquileres a precios prohibitivos. Podríamos comparar esta calle con los Campos Elíseos de París o Ginza en Tokio. En la Quinta Avenida, además de tiendas, encontraréis algunos puntos de interés como la Catedral de San Patrick, el Empire State Building o la Biblioteca Pública. La parte que bordea Central Park se caracteriza por albergar un gran número de museos, como el Metropolitan, la Colección Frick y el Museo de la Ciudad.
La Estatua de la Libertad es, sin duda, el símbolo más famoso de Nueva York. Su lema es: La libertad esclarece el mundo. Este monumento de 46 metros de altura (93 si contamos la base) se encuentra situada en Liberty Island (la isla de la libertad), y para visitarla es necesario ir en Ferry. El muelle se encuentra en Battery Park, al sur de Manhattan. La Estatua de la Libertad se inauguró en octubre de 1886 y fue un regalo de los franceses para conmemorar los 100 años de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. En 1984 fue declarada Patrimonio de la Humanidad. En su diseño participó Gustave Eiffel, el creador de la Torre Eiffel. El 4 de julio de 2009, coincidiendo con el día de la Independencia de Estados Unidos (fecha muy importante para la Estatua de la Libertad), el mirador de la corona fue reabierto al público ya que, desde los atentados del 11-S, subir estaba prohibido. Para subir al mirador deberéis comprar los tickets por internet con semanas de antelación ya que de lo contrario será imposible, la subida se hace en grupos de diez personas con un límite de 30 visitantes la hora